Tras recibir un mensaje de socorro de Hanekawa y salir corriendo en su ayuda, Koyomi se topa con una escena que le resulta peligrosamente familiar: dos orejas de gato asoman sobre la cabeza de su amiga y anuncian la presencia del sawarineko.
Black Hanekawa ha vuelto. Muchos nombres, un inmenso quebradero de cabeza y un enemigo colosal capaz de arrasar con todo lo que encuentra.
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