El primer día en su nuevo empleo, Shima coincide en el ascensor con un tipo resacoso y desaliñado que resulta ser su superior, Togawa. A pesar de su aparente despreocupación y dejadez, Togawa es un supervisor atento, siempre pendiente de sus subordinados. Shima acaba irremediablemente atraído hacia él, a pesar de que la experiencia le haya enseñado que es mejor no enamorarse de un hetero.
Sin embargo, la tensión sexual que existe entre los dos se hace evidente, y los acontecimientos se precipitan. Shima intenta no implicarse en la relación más allá del sexo, pero conforme va conociendo a Togawa, descubre que su jefe es un hombre más complejo de lo que parece. Sin poner nombre a lo que sienten, ambos tendrán que decidir si merece la pena vivir con las defensas en alto.
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